Los crímenes masivos del comunismo son llamados crímenes porque los regimenes comunistas se llaman a si mismos una “revolución” No son dictaduras, son revoluciones. Y la revolución es una palabra bonita, llena de connotaciones altruistas, de sentidos heroicos, de presuposiciones constructivas, la palabra revolución alberga todo lo positivo y se presta fácilmente a la manipulación semántica y retórica. En todo esto Fidel Castro siempre ha sido un verdadero virtuoso.
Por esta razón, Castro en 1959 se puso a gritar que aquel golpe de Estado que había fabricado no era un vulgar golpe de Estado, sino una revolución. Los crímenes castristas no son crímenes ya que provienen de un revolucionario, son si acaso justicia revolucionaria. La gran mentira cubana fue esta precisamente: hacer creer a todos que el golpe de Estado vulgar y corriente era una revolución. A partir de entonces los crímenes castristas ya no se consideran crímenes, son imperfecciones de la revolución, obligaciones que impone la revolución, métodos revolucionarios para crear un hombre nuevo y una nueva sociedad, y no importa ni la manera ni la forma para alcanzar ese supuesto paraíso. Los comunistas, en nombre de la revolución, pueden cometer todos los crímenes que quieran, serán absueltos. Porque la revolución tiene que defenderse de sus enemigos, que justamente son los que se aparten un ápice de los principios revolucionarios y de lo que sea que se le antoje al gran líder de la revolución, al gran iluminado. Es por esta razón que Castro ha estado gritando durante decenios que su dictadura es una revolución: para esconder su golpe de Estado y guardar el poder absoluto.
Hoy en día Castro tiene un fiel discípulo que le sigue los pasos, Chavez. Este igual que su maestro esta imponiendo su vulgar dictadura como una revolución, a la que para colmos llama Bolivariana. Chavez utiliza constantemente la palabra revolución para referirse a su dictadura. Pero en Venezuela hoy, como en Cuba ayer, nunca ha habido una revolución.
En estas dictaduras “revolucionarias” no hay ni crímenes ni prisioneros políticos, solo hay contrarrevolucionarios. Chavez no es un revolucionario, es un vulgar dictador bananero igual que su jefe Castro, y la “revolución bolivariana”, al igual que la “revolución cubana”, son dos monumentales engaños, son únicamente dos vulgares dictaduras unipersonales de corte fascistoide.
Crímenes contra la humanidad.
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