sábado, 20 de marzo de 2010

Gloria Amaya, una cubana digna, una madre coraje, una dama de blanco

Gloria Amaya Gonzalez nació el 4 de abril de 1928 en el municipio de Pedro Betancourt, en la Provincia Matanzas, Cuba. Se casó con Liberato Sigler Conde con quien tubo 5 hijos; Juan Francisco, Guido, María Victoria, Miguel y el más pequeño Ariel.
Gloria Amaya nunca simpatizó con el sistema comunista cubano y educó a sus hijos con ideas democráticas. Por estas ideas contestatarias al régimen fue marginada de toda participación social, negándosele empleo para el sostén económico de su familia.
Su esposo Liberato enfermó de tuberculosis y esto agudizó aún más la crisis de esta familia. Pero Gloria no claudicó, y con más fuerza se enfrentaba a la dictadura comunista que pretendía rendirla por hambre y necesidad.
En 1980 por defender a los Marielitos --o "escorias" como los llamaban los castristas-- fue víctima de amenazas de muerte y con desterrarla de su país por el simple hecho de oponerse a las golpizas que les estaban dando a estas personas antes de que se fueran de Cuba. A partir de esta fecha hasta la década de los 90 esta familia se mantuvo haciendo oposición de forma clandestina al régimen comunista. Empezaron a relacionarse con personas de otras provincias que tenían sus mismas ideas y objetivos.
El 16 de noviembre de 1996 Gloria Amaya fundó junto a sus hijos un Movimiento de Derechos Humanos al que llamaron Movimiento Independiente Opción Alternativa, y que practicaría la desobediencia cívica no violenta. Tomaban las calles, hacían actos públicos y se identificaban con el pueblo.
La Seguridad del Estado cubano y el Partido Comunista aplicaron varios métodos para destruir este Movimiento, entre ellos: métodos persuasivos, divisionistas, calumniosos, difamatorios, amenazas de muerte, chantajes, golpizas, actos de repudio, arrestos, prisión y destierro.
Gloria Amaya ha tenido que sufrir en su propia casa, sede de este Movimiento, más de 20 actos de repudio con violencia. Uno de los más graves ocurrió mientras hacían un ayuno por la libertad incondicional de sus dos hijos Ariel y Guido, arrestados y condenados injustamente en la llamada Primavera Negra de Cuba de 2003. El domicilio de Gloria fue invadido por bandas fascistas de "respuesta rápida", organizadas y dirigidas por la Seguridad del Estado y el Partido Comunista. Atacaron la casa armados con palos, barras de acero, cables eléctricos tejidos y piedras. Arrasaron con todo lo que encontraron a su paso. A Gloria la lanzaron contra el piso y arremetieron a patadas contra ella, fracturándole una de sus vértebras de la columna vertebral, dejándola invalida. Su hijo Juan Francisco sufrió una herida en la cabeza que requirió de varios puntos de sutura, a Miguel le fracturaron tres costillas, mientras que sus nietos y demás miembros de esta organización fueron salvajemente golpeados. Posteriormente fueron arrestados y conducidos para el departamento de la Seguridad del Estado provincial.
El 18 de marzo de 2003 fueron arrestados tres de sus hijos, Ariel, Guidoy Miguel, y en presencia de Gloria, Miguel fue arrastrado por los cabellos a lo largo de más de 40 metros, lo golpearon, le echaron gases lacrimógenos a los ojos, y se lo llevaron preso. A consecuencia de esto Gloria sufrió un pre-infarto y tuvo que ser inmediatamente trasladada a un hospital, mientras su casa era saqueada por la Seguridad del Estado.
Le confiscaron casi la totalidad de los bienes que tenía: libros, medicamentos, equipos de medicina con los que prestaban servicio a la población gratuitamente, etc. Sus hijos fueron castigados con altas condenas de privación de libertad en diferentes provincias. Su hijo Miguel, después de haber cumplido 2 años de prisión, actualmente se encuentra refugiado en los Estados Unidos, dejando en Cuba una petición Fiscal de 25 años. Ariel y Guido, continúan en prisión cumpliendo una sanción de 25 y 20 años respectivamente. Su otro hijo, Juan Francisco, es amenazado constantemente por la policía política con llevarlo a prisión o fusilarlo y fue expulsado de su centro de trabajo.
Gloria Amaya sufrió la pérdida de su esposo Liberato Sigler, padre de sus hijos, el 25 de abril de 1994. A pesar de su avanzada edad y su delicado estado de salud, continuo muy activa desde su sillón de ruedas, convirtiéndose en un ejemplo para toda la oposición interna cubana. Gloria formo parte del grupo opositor cubano denominado las Damas de Blanco, incluso en alguna ocasión ha salido a caminar con ellas por las calles de La Habana para pedir la libertad de sus seres queridos.
Se sentía muy orgullosa de haber ofrecido para el bien de Cuba cinco valientes hijos, ocho nietos y siete biznietos consagrados en la defensa de los Derechos Humanos. 
Gloria Amaya murió en Santa Clara en la noche del 8 de enero de 2010, sin ver a sus hijos, ni a su patria libres.

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