saber, decir y sentir lo que creamos para ser libres

Espero que cada cubano sepa, sienta y diga lo que crea, ese es mi sueño. Eso dijo Wendy Guerra, una joven (y bella) escritora cubana.

Realmente me gusto mucho esa frase, porque es una muy noble aspiración para los cubanos y algo que como la mayoría sabe, aun no sucede en cuba. Para empezar muchos cubanos ni saben bien lo que creen, porque en ocasiones cambiamos de palo pa rumba con facilidad.

Pero la otra parte de la frase es la mas profunda porque la mayoría de los cubanos aprendemos a decir lo que conviene de acuerdo a la ocasión, aprendemos a tener doble moral y a hablar una cosa en publico y otra en privado.  Eso nos lo enseñan en la escuela, cuando el director y los maestros corren a “arreglar” todo porque “viene visita” En ese momento ponen cortinas en los baños, sacan los muebles de la dirección para la entrada de la escuela y pulen el piso por donde pasara la visita hasta que brille. Cuando se va la visita, todo vuelve a la “normalidad” anterior. Los muchachos aprenden desde pequeños que hay cosas que no se pueden decir en la escuela o delante de la gente del CDR.

En realidad es un mecanismo de adaptación al medio, la falta de libertad, conlleva a la mentira, la disimulación y la doble moral. Pero no por comprensible, deja de ser nefasto, negativo y criticable. Es precisamente esa actitud, la que sostiene al régimen en el poder. Que pasaría si un día desde los pioneros hasta los círculos de abuelos, comenzaran a decir realmente lo que sienten, lo que creen, lo que viven, si en una lucida embriaguez de espontaneidad, todos comenzaran a gritar como el Panfilo, ¡jama, aquí lo que hace falta eh jama, que estamo en candela! Todo se vendría abajo. El día que eso pase, el día que cada cubano sienta y diga lo que crea, ese día, o a mas tardar al día  siguiente, seremos verdaderamente libres.