En esta histórica foto del coronel Felix Ismael Hernandez Mendigutia, se aprecia el rostro derrotado del asesino que le exigía a sus subalternos en la guerrilla injerencista, que reservaran la ultima bala para quitarse la vida, antes de caer prisioneros en manos del enemigo.
A este terrorista le faltaron pantalones para predicar con el ejemplo y su ultimo grito de "combate" fue...¡no disparen, no disparen, que soy el "Che" Guevara y valgo mas vivo que muerto! Sin embargo, el cobarde asesino vejador de tantos patriotas cubanos, recibió siempre un trato respetuoso, profesional, sin ningún tipo de humillaciones, por parte del oficial cubano, Felix I. Rodriguez, que integraba las fuerzas que lo vencieron en el campo de batalla y quien fuera su interrogador antes de ser ajusticiado. Esa es la gran diferencia entre los demócratas y los asesinos comunistas.
El che fue víctima de su mania de grandeza, no contento con el puesto que le habían dado en Cuba, siempre quiso sobresalir demasiado. Tanto que le llego a estorbar a castro, quien muy "astutamente" le facilito el "final glorioso", primero lo ayudo a salir de Cuba, después leyo su carta de despedida antes de tiempo para cortarle un posible regreso, y por ultimo mando a un par de mulatos cubanos a darle parte de su ubicación, al campesino boliviano que lo entrego al ejercito que lo andaba persiguiendo. Como dijeran en Cuba: "Lo vendió como una carrito del helado"
A este terrorista le faltaron pantalones para predicar con el ejemplo y su ultimo grito de "combate" fue...¡no disparen, no disparen, que soy el "Che" Guevara y valgo mas vivo que muerto! Sin embargo, el cobarde asesino vejador de tantos patriotas cubanos, recibió siempre un trato respetuoso, profesional, sin ningún tipo de humillaciones, por parte del oficial cubano, Felix I. Rodriguez, que integraba las fuerzas que lo vencieron en el campo de batalla y quien fuera su interrogador antes de ser ajusticiado. Esa es la gran diferencia entre los demócratas y los asesinos comunistas.
El che fue víctima de su mania de grandeza, no contento con el puesto que le habían dado en Cuba, siempre quiso sobresalir demasiado. Tanto que le llego a estorbar a castro, quien muy "astutamente" le facilito el "final glorioso", primero lo ayudo a salir de Cuba, después leyo su carta de despedida antes de tiempo para cortarle un posible regreso, y por ultimo mando a un par de mulatos cubanos a darle parte de su ubicación, al campesino boliviano que lo entrego al ejercito que lo andaba persiguiendo. Como dijeran en Cuba: "Lo vendió como una carrito del helado"
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